¿Es importante tratar a todos los hijos por igual? Si tu respuesta es Sí, te tengo malas noticias. Espero no me malinterpretes. No estoy promocionando el favoritismo ni la paternidad injusta. Pero, después de algunos tropezones, la experiencia me ha enseñado que no es posible, ni apropiado, tratar a todos los hijos por igual. No hay dos niños idénticos y, por consiguiente, no podemos esperar de uno lo mismo que esperamos del otro, ni exigir a uno lo que le resulta fácil al otro. Eso sí seria injusto. Dios no ha impreso en nuestro niños caracteres al azar. Ha elegido, para cada uno, aquellos rasgos y cualidades que considera que, siendo bien encauzados, podrá utilizar algún día en favor de su obra. Nuestro trabajo, como padres, consiste en distinguir esas características y respetarlas, a pesar de que cumplan con el patrón familiar o con nuestras expectativas.
Imagen tomada de Monos Sabios
Muchos confunden a mis hijos porque tiene cierto parecido, Sin embargo, se que son maravillosamente diferentes. Uno tiene la habilidad especial para los deportes, el otro tiene mayor capacidad para realizar tareas que implican destreza fina. A uno de ellos debo insistirle  para que me cuente como le fue en la escuela; al otro debo pedirle que haga un poco de silencio... Uno puede jugar solo durante largas horas; el otro necesita mas de atención y compañía. Uno tiene la habilidad de descubrir fácilmente mis estamos de animo, el otro puede detectar inmediatamente si me he cortado el pelo o estoy luciendo una ropa nueva. Uno es tímido, el otro puede iniciar y mantener conversaciones con personas desconocidas,. Uno tienen a culparse cuando algo no se sale bien , el otro tiende a volcar la culpa afuera. A uno le gusta el postre de vainilla, al otro el de chocolate. Uno prefiere el color azul y el otro elige el verde. Amo profundamente a los dos y, justamente por eso, no puedo tratarlos de la misma manera.
Piensa por un momento en el popular juego de las cinco diferencias. A pesar de que a primera vista los diseños que se contrastan parecen idénticos, esconden formas, colores y tramas diferentes en algún punto del espacio. Con los niños suceden lo mismo. No los compares entre ellos con el fin de criticarlos. Permíteles ser diferentes. Trátalos a cada uno según sus necesidades. Siempre habrá uno que sera mas terco, o mas lento, o mas inexacto en sus tareas. Por eso, no los midas con la misma regla, pero apunta a desarrollar el máximo potencial de cada uno según sus posibilidades.
Dios tiene la extraordinaria habilidad de utilizar a algunos de estos mismos rasgos, que hoy consideramos defectos. como virtudes que les serán necesarias para forjar relaciones personales y laborales exitosas en el futuro... ¿lo habías pensado?


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