Si te pidieran que nombraras tres áreas en las que tú y tu cónyuge
no concuerdan, es probable que pudieras hacerlo sin pensar demasiado. Quizá,
hasta podrías confeccionar una lista de las diez cuestiones más importantes si
te dieran unos minutos más. Y lamentablemente, a menos que alguien en tu hogar
comience a ceder un poco, estos mismos problemas seguirán surgiendo entre tú y
tu pareja. Por desgracia, la obstinación viene en todos los modelos de esposos
y esposas. Defender tus derechos y tus opiniones es una parte esencial de tu
naturaleza y tu modo de ser. Sin embargo, es perjudicial dentro de una relación
matrimonial y quita tiempo y productividad. Además, puede generar una gran
frustración a los dos. En realidad, ser obstinado no siempre es malo. Vale la
pena defender y proteger algunos asuntos. Nuestras prioridades, nuestros
valores morales y la obediencia a Dios deberían protegerse con gran esfuerzo.
Sin embargo, demasiadas veces discutimos por temas insignificantes, como el
color de la pintura para la pared o la elección de restaurantes. Por supuesto,
otras veces lo que está en juego es mucho mayor. Uno de ustedes quiere más
hijos; el otro no. Uno quiere irse de vacaciones con la familia extendida; el
otro no. Uno cree que es hora de buscar ayuda profesional para el matrimonio o
de participar más en una iglesia, y el otro no.
Tomado de Desmotivaciones.es |
Aunque
quizá estas cuestiones no afloren todos los días, vuelven a salir a la
superficie y no terminan de desaparecer. Parece que nunca te acercaras a una
solución o a un acuerdo. Cada vez son más intransigentes. Solo hay una manera
de salir de puntos muertos como estos, y es encontrar una palabra que sea lo
opuesto de la obstinación, una palabra que encontramos antes cuando hablábamos
sobre la amabilidad. Esa palabra es "disposición". Se trata de una
actitud y un espíritu de cooperación que deberían impregnar nuestras
conversaciones. Se parece a una palmera junto al océano, que soporta los
vientos más fuertes porque sabe cómo doblarse con gracia. Y el mejor ejemplo es
Jesucristo, como se lo describe en Filipenses 2. Sigue la evolución de su amor
desinteresado... Como Dios, tenía todo el derecho de negarse a transformarse en
hombre pero cedió y lo hizo... porque estaba dispuesto. Tenía derecho a que
toda la humanidad lo sirviera pero en cambio, vino a servirnos. Tenía derecho a
vivir en paz y seguridad, pero voluntariamente entregó su vida por nuestros
pecados. Incluso accedió a soportar la tortura penosa de la cruz. Amó, cooperó
y estuvo dispuesto a hacer la voluntad de su Padre en vez de la suya. En vistas
de este testimonio increíble, la Biblia nos instruye con una frase que resume
todo: "Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo
Jesús" (Filipenses 2:5): la actitud de la disposición, la flexibilidad y
la sumisión humilde. Significa entregar por el bien de los demás lo que tienes
derecho a reclamar para ti mismo. Lo único que se necesita para que sus peleas
actuales continúen es que permanezcan atrincherados e inflexibles; pero cuando
uno de ustedes dice: "Estoy dispuesto a hacer las cosas a tu manera en
esto", la discusión se termina de inmediato. Y aunque llevarlo a cabo
quizá te cueste algo de orgullo e incomodidad, has hecho una inversión amorosa
y duradera en tu matrimonio.
Bueno,
pero quedaré como un tonto. Perderé la batalla. Perderé el control." Ya
has quedado como un tonto al ser cabeza dura y negarte a escuchar. Ya perdiste
la batalla dándole más importancia al problema que a tu matrimonio y a la valía
de tu cónyuge. Quizá ya hayas perdido el control emocional diciéndole cosas
hirientes que afectan el plano personal. La manera sabia y amorosa de actuar es
comenzar por abordar los desacuerdos con la disposición de no insistir en que
las cosas se hagan siempre a tu manera. No quiere decir que tu cónyuge siempre
tenga la razón o sea el que más sabe del tema, sino que eliges considerar
seriamente su preferencia como una forma de valorarlo. El mejor consejo del
amor viene de la Biblia, que dice: "la sabiduría que es de lo alto es
primeramente pura, después pacífica, amable, benigna" (Santiago 3:17
RVR1995). En lugar de tratar a tu cónyuge como a un enemigo o como alguien de
quien protegerse, comienza tratándolo como a tu amigo más íntimo y honrado.
Dale valor a sus palabras. No, no siempre estarán de acuerdo. No tienen por qué
ser un calco el uno del otro. Si lo fueran, uno de los dos sería innecesario.
Dos personas que siempre comparten las mismas opiniones y perspectivas carecen
de equilibrio y de sazón que enriquecen la relación. En cambio, las diferencias
entre ustedes están para que se escuchen y aprendan el uno del otro. ¿Estás
dispuesto a ser flexible para demostrarle amor a tu cónyuge? ¿O no quieres
ceder debido al orgullo? Si a la larga eso no importa (en especial, en la
eternidad), entonces deja de lado tus derechos y decide honrar a la persona que
amas. Será bueno tanto para ti como para tu matrimonio.
El desafío de hoy
Demuestra amor al
decidir de buen grado ceder en un área de desacuerdo entre tú y tu cónyuge.
Dile que pondrás primero sus preferencias.. ¿Qué cuestión elegiste? ¿Qué tuviste que
entregar al ceder? ¿Cómo te ayudará esto en el futuro?
Si es posible, en cuanto de vosotros dependa, estad en paz con
todos los hombres. (Romanos 12:18)
Fuente: El desafío del amor
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