El siguiente mito que queremos dialogar contigo tiene que ver con una tragedia que ha destruido y está destruyendo a cientos de jóvenes que ingenuamente han caído en la trampa de creer que...
¡Con mirar no pasa nada!
¿Que no pasa nada? ¡Já! ni que fuéramos de palo para no ser afectados por la oleada de mugre pornográfica que viene abierta y subliminalmente. El terrible mito que te confundo hoy es creer que con solo mirar no te pasará nada. Si no te pasara nada, entonces ¿por qué mirar? y ¿porqué insistirte en que te comprometas con mirar pornografía si realmente no pasa nada? Vamos, necesitas ser ingenuo o tonto para creer ese mito.
Quieren que mires para que en tu mente penetre la posibilidad de contaminarte, y confundirte mezclando lo que es bueno y lo que es malo, para producir una indefinición en tí, que te incapacite para identificar el absoluto, el bien , y te nulifique para decidir hacer el bien. Producen pornografía, en cualesquiera de sus formas, para que la veas, te hagas adicto a ella, corrompas tus buenas costumbres, y te alejes de la capacidad de la vida pura y del plan de Dios para tu vida.
Alguien ha dicho que "los ojos son la ventana del alma", y en ello hay una gran verdad, porque si tu decides ver algo, tu mente se coloca en disposición de recibir. Cuando decides leer un libro eso es lo extraordinario. Te dispones a que en tu alma penetre lo que estás leyendo porque la entrada al alma es la mente. Desde allí juzgas lo que ves, (intelecto), y por debajo afectas el tercer nivel que le sigue en profundidad (que son las emociones), pues las imágenes pornográficas se fijan entremezcladas en estos tres niveles: mente, intelecto y emociones. Tres de los cuatro niveles del alma son afectados porque tu voluntad lo permite y lo dispone, por la pornografía. Desde all í a tu voluntad para decidirte por ir y consumir material pornográfico, hay sólo un paso.
Pornografía significa literalmente "careta'. "Careta de prostituta" sería su traducción en cuanto a las raíces que conforman la palabra. Como su nombre lo indica, su diseño te aleja de la realidad para conducirte a un mundo de fantasías y, la sexualidad es algo íntimo en el ser humano, la fantasía pornográfica desarrolla en ti procesos mentales que te evaden de tu responsabilidad, generando conductas infantiles, pervertidas, evitando que llegues a la madurez. Esto inutiliza la autorrealización y aniquila el alma. Estas agresiones se llaman influjos o influencias patógenas, que tienen el claro propósito de nulificar al individuo. Esos influjos pueden ser también el odio, el rencor, las envidias, etc., y entre ellas está la pornografía
La pornografía es un estímulo erotizante inmoral que, con su acción repetitiva desde el exterior de la persona, hace que la persona evoque sus fantasías y sustituya la realidad y la responsabilidad madura, para centrar en su inconsciente y consciente fantasías que habrán de dañar las conexiones psicoafectivas normales para las respuestas sexuales plenas, responsables y sanas. Asimismo frustra la capacidad de autodominio, y de concentración y suele conducir a la masturbacif5ón, la fornicación y otras perversiones como estupro, violación, etc.
Cierta Doctora decía "la pornografía engendra lujuria, y ésta ensucia el cuerpo, pervierte la imaginación, adormece la voluntad y destruye la memoria por imposibilitar la concentración 'enmoheciendo' la conciencia. Así endurece el corazón y condena el alma".
Bueno, pero te preguntarás ¿por qué la pornografía hace todo esto? Y la respuesta es clara: porque estimula el deseo y la conducta sexual en situaciones de fraude (engaño, fantasía) mediante elementos externos y fuera del contexto divino, el cual enseña que tanto el deseo como la conducta sexual deben ser puestos en marcha de forma personal, o despertada en la pareja, sólo cuando se den las condiciones necesarias para que su expresión íntima sea edificante, satisfactoria y de acuerdo con el plan de Dios, y esto únicamente se da en una relación matrimonial, heterosexual (entre hombre y mujer), en intimidad, de común acuerdo y con amor, respeto, compromiso y fidelidad.
Con el uso de la pornografía, te conviertes en siervo del instinto, y no racionalizas tus actos. Llegas a la circunstancia en la que ya no te importan ni el propósito ni el plan de Dios para tu vida. El propósito de quienes producen pornografía es generar estimulación sexual cerebral, genital, sin incluir ninguno de los elementos que hacen de la expresión sexual un encuentro edificante y puro. Con sólo mirar es suficiente. Sí pasa algo. Se incrementan tus fantasías sexuales y tu propensión a la masturbación, además de fijar en ti la concepción de que la sexualidad se reduce a la sola obtención de placer (hedonismo). Por otra parte, aísla el ser, ya que la relación sexual ha sido establecida por Dios para bendecir en intimidad. Es importante que veas el peligro de la pornografía y rechaces lo que te dicen de su atracción, porque lo cierto es que si la ves, te empujará a rebasar los límites éticos, y rebajará en tu ser las reglas morales existentes para convertirte en títere.
Cualquier tipo de pornografía – hasta la involucrada en películas cómicas, llamada pornografía "suave" (soft porn) –, puede condicionar una actitud sexual incorrecta y fuera de la realidad. Siempre guiará a una concepción hedonista de la relación humana, despojando de la relación interpersonal el respeto, el compromiso y la fidelidad. Su aceptación y práctica denigran y rebajan a mero objeto sexual a los dos participantes, pero más a la mujer, quien llega a convertirse en objeto de placer (algo así como "úsese y tírese"). Guárdate de ella, porque otra consecuencia se da en que podrías llegar a la conducta en la que, sin vacilar, fragmentarás tus buenas costumbres y resquebrajarás tu moral, hasta quedar sin juicio sano.
Como ves amigo(a) adolescente, sí basta con tan solo mirar un poco. Un poco de suciedad es suficiente para que lo que era limpio, se ensucie. Un poco basta. Consérvate puro. Consérvate pura. La pureza lo vale.