Pareciera ser tautológico hablar de disciplina y educación, sin embargo, es preciso analizar algunos puntos básicos.
Disciplina es una expresión que deriva de la expresión discipulado o discipular. En su conformación inicial supone que la disciplina es parte de la acción de formar o de seguir un modelo de vida. Por lo tanto, es lógico que cuando se piense en educación se recurra al concepto disciplina.

Disciplina no castigo

Sin embargo, el problema se suscita cuando se le asigna a la expresión "disciplina" una idea ligada casi completamente con castigo o acciones punitivas para corregir la conducta.
En dicho concepto, la disciplina se convierte en un instrumento opresivo, que es percibido por los alumnos como un elemento negativo, y no positivo para sus vidas.
Incluso se habla de "juntas disciplinarias", "comité de disciplina" o "consejo disciplinario", con lo que la expresión "disciplina" adquiere un sentido que lo desvincula de su orientación inicial positiva.

La disciplina como ejercicio de esfuerzo

Dominar una lengua, un instrumento musical, una metodología de laboratorio, una destreza cognitiva o cualquier habilidad manual, demanda disciplina. Es decir, que la persona se someta a un régimen de acciones que estén orientadas a la prosecución de la meta que espera lograr.
Por ejemplo, un estudiante que quiere dominar una lengua extranjera tendrá que pasar horas repitiendo palabras y aprendiendo expresiones y modismos que le permitan poder comunicarse en la lengua que ha elegido. Ese trabajo no se puede hacer de manera chapucera, sino metódica.
En otro ámbito, una persona que quiere dominar un instrumento musical deberá dedicarle varias horas al día a la repetición de acciones que lo lleven a poder interpretar correctamente piezas musicales.



Como señala César Cotera: "La disciplina es la capacidad de actuar ordenada y perseverantemente para conseguir un bien. Exige un orden y unos lineamientos para lograr más rápidamente los objetivos deseados, soportando las molestias que ésto ocasiona".Lo mismo ocurrirá con oficios, manejo de instrumentos, y así sucesivamente. En todos estos casos lo que el alumno requerirá será disciplina, que le permita ocupar largas horas en el aprendizaje, aprender métodos y tips que le permitan un mejor desempeño en lo que está aprendiendo. En dicho contexto la expresión disciplina adquiere un sentido positivo, ligado a esfuerzo, metodología y voluntad de logro.

Un giro nuevo a la disciplina

Es tautológico señalar que educación y disciplina son las dos caras de un mismo accionar. No se puede aprender sin disciplina. El aprendizaje exige un grado de disciplina que haga que el estudiante se focalice en los logros que desea obtener.
Desde esa perspectiva, es preciso que los docentes le den un giro nuevo a la expresión "disciplina" para quitarle la carga semántica que la ha convertido en medida de cohersión, castigo y reprimenda y no en lo que es, un ejercicio de la voluntad para lograr resultados.

La disciplina se educa

No se nace siendo disciplinado, sino que se adquiere disciplina. Tiene que ver en parte con hábitos y formación, pero también con fortalezas que van por el lado del carácter y del temple del individuo.
Los padres o los adultos responsables, en la primera etapa de la vida, son los agentes más importantes en la vida de un infante, para ayudarlo a desarrollar la disciplina que lo lleve a cumplir roles o lograr metas.
Los niños indisciplinados, en el sentido que carecen de hábitos positivos de vida, como orden, constancia, esfuerzo, y otras características similares, fracasarán irremediablemente, por eso es tan importante enfatizar adecuadamente el componente positivo que tiene la disciplina en el proceso de crecimiento y desarrollo del individuo.

Disciplina que modela y estructura

Numerosos estudios demuestran que los niños y adolescentes más disciplinados, son los que obtienen mejores resultados académicos y además, mayor satisfacción vital.
Por ejemplo, un niño o niña que aprende un instrumento musical, desarrollará hábitos de estudio, de control de horario y de concentración, que son necesarios para dominar un instrumento, sin embargo, dichas habilidades le servirán en otras asignaturas y en otros aspectos de su vida. Es decir, la disciplina que demanda aprender un instrumento de música, se traslada como hábito de vida a otros aspectos del desarrollo humano


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